La legendaria y emblemática banda puntal del heavy metal internacional se despidió de Argentina dentro de su gira Epitaph World Tour con un concierto vibrante, lleno de emoción, buena música, pirotecnia y un grupo invitado de lujo como Whitesnake, para coronar una velada de puro rock duro en el estadio del Racing Club de Avellaneda.
Con emoción y alegría las huestes metaleras se llegaron hasta el estadio de Racing en Avellaneda, para vivir una noche donde el leiv motiv era la despedida de los escenarios de una banda emblema como Judas Priest que liderada por su vocalista Rob Halford, dió una cátedra de buen heavy metal en el más alto nivel y con un clima de euforia desde sus seguidores.
Desde hora muy temprana, las camperas y remeras negras se adueñaron de la zona para esperar el momento en que Judas iba a concretar su final de los escenarios (aunque todavía no se lo creen) y la fiesta metalera iba a tomar su máximo nivel.
Durante poco más de dos horas de show, las huestes de Halford demostraron una vez más son consideradas puntales en el género de rock duro y como es habitual su actuación se vió firme con al perdomance de Ian Hill en el bajo, Scott Travis en batería y las guitarras de Glenn Tipton y la responsabilidad de Richie Faulkner quien le tocó reemplazar en abril pasado al histórico K. K. Downing.
Con un ambiente de excitación y fiesta, Judas fue desgranando buena parte del extenso repertorio en estos 37 años de carrera y cada canción tuvo como adorno en imágenes la tapa del disco correspondiente.
De esa forma fueron pasando composiciones como "Rapid fire", "Metal gods", "Headin out to the highway", "Judas rising", "Starbreaker", "Victim of changes", "Never satisfied", "Diamonds & rust" (cover de Joan Baez), "Dawn of creation" y "Prophecy".
Mientras que en la segunda parte y con el agregado de pirotecnia y fuego virtual sobre el escenario, le regalaron a sus seguidores, "Night crawler", "Turbo lover", "Beyond the realms of death", "The sentinel", "Blood red skies" y "Breaking the law".
Y para el final con los infaltables bises y al grito de los fans de "Judas no se va, Judas no se va...", Halford y su gente volvió al escenario para interpretar "Electric eye", "Hell bent for leather", "You`ve got another thing comin" y el esperado y vivado "Living after midnight".
Como para que la fiesta fuese completa, la velada contó con la actuación como banda invitada de la legendaria madre del hard rock melódico, Whitesnake que con sus 33 años de historia (más allá de sus esporádicas separaciones), demostraron el porqué aún hoy sus temas siguen vigentes y frescos como el primer día.
Con la figura de su vocalista Dave Coverdale (ex Deep Purple) como emblema, las guitarras de Doug Aldrich y Red Beach, el bajo de Michael Devin y la batería de Brian Tichy, la banda eligió los clásicos para mostrar un set parejo y efectivo.
Clásicos como "Give me all your love", "Love ain`t no stranger", "Is this love" y "Here I go again" (ambos coreados por el público), y "Love will set uour free", se juntaron con las nuevas "Steal your heart away" y "Forevermore" -título de su último disco-.
Para el final, se reservaron dos himmos de Purple como "Soldier of fortune" y un mix de "Burn" y "Stormbringer", para coronar su actuación.
Como teloneras participaron las agrupaciones locales Lovorne liderada por Luciano Napolitano (hijo del recordado Pappo) y Tren Loco, las huestes de Carlos Cabral, quienes especialmente la última más acorde a la velada metalera, no desentonaron y muy por el contrario levantaron alta la bandera del rock duro y metal argentino bien arriba.